INFIERNO
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Y yo te juro que estaré aunque nos duela el ayer, y aunque a veces cueste ver y aunque no creas poder. Pero juro que estaré a tu lado y sin caer. Y algún día faltaré… Y yo te juro que estaré aunque nos duela el ayer, aunque a veces cueste ver y aunque no creas poder. Pero juro que estaré a tu lado y sin caer. Y algún día faltaré pero nunca te abandoné.
¡Ay, Dios mío, pero qué loquito estoy! Lo poco que aparento y lo mucho que soy. Lo mucho que la quiero y lo poco que le doy. El miedo al futuro que nos hace perdernos el hoy. Borracho de pesimismo ya no creo en nada ni siquiera en mí mismo. Con ansiedad y con ansias de protagonismo. Escribo esta canción para salir del abismo. Entre libros de Bukowski, el sabor de tus labios. No le temo a nada más que a que digas adiós. No creo en Dios pero sí en el Karma. Por eso no estaré en calma pues fui yo quien te dañó. Y si algún día me odias por cómo te traté, échale un ojo al álbum de fotos que te regalé. Los mejores momentos de mi vida los pegué allí por si olvidas quién soy, al menos recuerda quién fui. Hicimos el tonto, la cagamos tanto. Yo te echo de menos, tú no sabes cuánto. Hasta que me acuesto desde que me levanto estoy pensando en ti, por eso te canto. Pa’ que todo salga bien tengo tres trucos: olvidar pasado, sembrar el presente, recoger el futuro. Lo apuesto todo a ti porque por mí no doy un duro. Soy un chico tímido pero ante el folio me desnudo. Me dicen mis colegas: ¡¿Qué coño te pasa!?” Les digo: “Pues el suyo, tío, es que no puedo olvidarla.” Como el enfermo que colecciona bragas colecciono recuerdos que se atraviesan como balas. Erízame la piel, dame escalofríos, báilame lento y llórame un río. Dame un segundo, lléname este vacío. Miro por lo de todos antes que por lo mío. Y es verdad que existe y es precioso el amor pero no hay nada peor que te rompan el corazón. Sólo seremos polvo dentro de cien años. Entonces, me pregunto… ¿por qué hacernos tanto daño?
Y yo te juro que estaré aunque nos duela el ayer, aunque a veces cueste ver y aunque no creas poder. Pero juro que estaré a tu lado y sin caer. Y algún día faltaré pero nunca te abandoné.
Tengo un verso llorando que pone triste a la luna, mil diablos a la espalda que no me dejan dormir. Es el precio que pago por escribir en la duda, por matarme en su cintura y por no querer vivir. Ya sufro yo solo, despacito y sin ayuda. Lo de que el dolor te cura es otra forma de mentir. Soy un simple necio aún más solo que la una, que lloraba ya en la cuna y ahora llora por ti. ¿Qué quieres que diga sobre esta mi escritura si el placer de la locura lo encuentras en el sufrir? Mi folio marchito que aún le teme a las alturas salta desde la bruma para alejarse de mí. Recordando el brillo de tu cuerpo cuando sudas sobre mis manos desnudas y tu forma de reir. Sigo con el ansia de comerte entera y cruda y en el calor de tus dunas es donde quiero morir. Tan solo escribo triste, por lo tanto, escribo mucho, mucho más de lo que quiero y mucho más de lo que escuchas. Sigo en esta lucha aunque no queden cartuchos. Y si ya no te escucho es que mentiras hay muchas. Para entender mis frases hay que estar muerto por dentro, tener la cabeza rota o haber llorado el invierno. Y si mis compases solo saben a derrota es por mi rima loca que ha nacido en el infierno. Ahora maldigo el día en el que vine a este mundo. Prefiero morir en ella que vagar roto en mi frío. Me pesan los recuerdos casi más que los segundos. No tiene corazón, por eso se quedó el mío.
Y yo te juro que estaré aunque nos duela el ayer, aunque a veces cueste ver y aunque no creas poder. Pero juro que estaré a tu lado y sin caer. Y algún día faltaré pero nunca te abandoné.