EL LUGAR DE LOS HECHOS
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Creo que fue en aquel camerino,
tras uno de mis conciertos.
Tú, amiga de una amiga del manager.
Yo, sin parte de arriba,
secándome la vida que recién me dejaba
en ese escenario.
Que no me conocías apenas,
que viniste por ella,
que acababas de flipar con lo que habías sentido.
Flipar de atravesar, no de idolatrar.
Pensé...lo que pensé.
Igual vamos a un bareto a tomar algo,
a rematar el finde.
Que si te vienes. Que si os venís.
No lo sé, lo vamos viendo.
Creo que fue en aquel bareto,
tras recoger todos los equipos,
hacer los números,
abrazarme a los míos
y tomarme la primera.
Tú, una novedad.
Yo, agotado, respirando,
entonándome,
feliz de que todo hubiera salido bien,
más que bien.
Que qué tal, que me alegra que lo hayas disfrutado,
que de dónde sales.
A la hora, tú, que vivo sola, aquí cerca,
que qué haces después.
Mañana tenemos el viaje de vuelta,
muchas horas, muchos kilómetros.
Que estoy roto. Que me hago polvo
cada vez que me comparto en público.
Que vas a subir a Barcelona pronto.
Que si nos encontramos.
Claro, lo vamos viendo.
Creo que fue en aquel club,
tras venir de otro,
con los ojos rojos y la mente en Saturno.
Que yo no tenía límite
y me transformaba en el loco,
y así, por valor o por sinvergüenza,
te robé un beso con lengua
de diez segundos,
antes de salir disparado hacia mi siguiente locura.
Que si vienes a mi casa.
Que sí.
Creo que fue en aquella cama,
ahondando en quiénes éramos,
envueltos en más llamas que El Coloso,
entre el placer y el dolor,
al punto de ebullición.
Que me ponías cerdo y salvaje.
Que te ponía perra y salida.
Que nos llamamos, que un día de estos.
Creo que fue en mi sofá,
con mis bichos,
recostada en mi pecho,
contándonos el día.
Creo que fue en aquel restaurante,
la primera vez que comimos sin follar.
Creo que fue en el salón,
abriéndome de par en par,
contándote lo más feo de mí,
mi interminable lucha diaria.
Que me desnudé sin desabrochar un botón.
Que me confié a ti.
Creo que fue aquel “¿Me pasas el móvil?”
Que me lo acercaste.
Que no dijiste nada.
Que ya solo mirabas los anuncios.
Que dejó de importarte.
Que dejé de importarte.
Que dejaste de importarme.
El lugar de los hechos fuiste tú.
Y fui yo.
El momento...eso...
eso me hace dudar más.
Y ya no me importa.