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Metió su corazón en la botella, encerrado con un tapón de chorcho.
y en el interior de aquella refleja la imagen de un pasado y un futuro queda roto.
Un semblante que mira a la deriva, tiemblan sus ojos a ver la partida.
El viento peina su pelo, se nubla la vista, tragando saliva.
Dura despedida, por su cabeza una imagen suicida justo en el punto de mira.
Una brisa remueve momentos… la unión se rompió, está perdida.
El camino de una vida que nunca fue recorrida.
Ahora siente que muere por dentro y no encuentra salida,
por qué no se nota y no aguanta este clímax…
Y en un último exhalo, recordando matices, colores, olores de Verano.
Cómo pasan los años y cómo te alejaste de su lado, soltando su mano.
Una mirada aniñada se pierde, dejando ver otra que no se enciende,
porque sin luz la sonrisa se duerme y sus ojos no serán como siempre…
No quiere deshacerse de él, pues su “yo del pasado” se olvida con el.
sangrando su mano al haberlo guardado, arrancado en pedazos rellena ese espacio.
No quiso sentir su corazón. Lo cambió, por uno de madera,
cual muñeco que quiso ser niño algún día, de inversa manera.
Disertando cada noche en vela, perdido en el tiempo, atrapado.
casi ni late despacio, sin la esperanza fija que carga en el suyo un soldado.
Todo brilla como nunca por su ausencia, mientras sostengo en el frasco mis restos.
Y cuánto más pasa el tiempo en esta resiliencia… Menos vulnerable ante las diferencias.
Éramos almas gemelas latentes en una, volando en el cielo, soñando en la luna.
hoy duelen aquellas canciones de cuna, al mirar las estrellas y no ver ninguna.
Me protegí, pero no fue la manera mejor, un escudo quizá referirme en tercera,
la historia de un final feliz no es bandera, cuando hay tanto dolor en esta arena que quema.
Te di mi alma, mi luz y cosiste sus puntas
atándolas en esa cruz de preguntas…
titiritera de un viaje a las sombras
moviéndome cual marioneta a su tumba.
Este caso una caja…
en la que no hay más espacio que el de mi persona,
Por qué me siento muñeco de cara sonriente pintada con gestos de broma…
Hundido en un mar de pasiones, aunque por fuera madera y colores
y entre tantos gritos internos, mi rostro no puede cambiar emociones.
Inerte por fuera con restos de pino. Nunca creció mi nariz con mentiras.
Hoy lanzo este frasco al fondo del mar, tras la fría y larga despedida.
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El tiempo se agota al tapar aquellas huellas, vacías, sin alma,
que pierden el rumbo justo al caminar hacia el fin.
Dentro de mi algo se va y te veo a lo lejos deshacerte entre arena rumbo hacia el mar.
Me pesas en mí… cuesta aceptar que no estas, pero tengo que partir.
La química fue la raíz y ahora nadie es feliz…
solo quiero volver a creer, a sentir.
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Como locos sonrientes
mezclando pigmentos y tonos sin sacar los dientes,
inconsciente…
cuando mezclas colores bonitos, destruyes, te mientes...
Porque con equilibrio las gamas se unen para dar texturas y sombras.
Te pasaste mezclando pasteles y tonos oscuros de negro impotente.
no se puede volver hacia atrás, es el precio de errar tantas veces…
pues el sol con su luz desgasta las cosas y pierden esencia con creces.
Tú eras el sol de mi vida, iluminabas mi tez de alegría
me quedé tan ciego mirando tu rostro y ahora me resiento de día.
Dime cómo lo aguanto, siento un “Déjà vu” tan intenso que parto
en mil pedazos que pierden el rumbo al idílico mundo donde yo te abrazo,
dime cómo lo hago,
despertando en la lija que roza mis brazos,
mi alma en pedazos
tras sentir que no estás todo se hace tan largo…
Debo dejarlo al margen, y centrarme en estar bien conmigo,
porque nacemos solos morimos igual, mi camino, algún día me hará testigo.
Solo deseo curar el dolor,
que tú también lo hagas por tí.
Te quise y te quiero, aunque todo ha cambiado,
ya nada es igual para mí.