A PRÈS DU SOLEIL
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Letra:
[Morgan]
Tú que sin querer haber querido has querido también,
Que ya has recorrido el corazón desde el vagón de un tren,
Echa a volar si te apetece correr,
Tú que me hiciste ver que a veces es el alma quién muda de piel.
No le hagas caso al destino y no le tengas miedo al miedo,
Sigue viajando a tu ritmo, toca y confía en tus dedos,
Sabes del verso osado, y del gélido quedo,
A ti que la suerte de un dado nunca te ha importado un bledo,
Tú que entre tanto ruido siempre tienes un verso,
Que consigue darle sentido a las cosas que pienso,
Tú que has escrito y has descrito un infinito inmenso,
Con ese amor tan denso que es de un azul intenso,
Que haces una historia de un grano de arroz,
Sigue iluminándonos, síguete sintiendo libre,
Hay un destello en cada rayo de sol,
Que es más profundo que este mundo feroz,
La vida es increíble, ten claro que es posible,
Persigue tu fortuna, sigue viviendo en un libro,
Y sigue viajando a la Luna,
Y trae de vuelta una canción o una frase oportuna,
Ese verso, asa palabra que cambia un alma en ayunas,
Y lo que el reloj dicte, todo lo que queda,
Vívelo bailando a tu manera,
Si me necesitas estoy a tu vera,
Para cuando quieras,
Por si el tiempo se retrasa o por si vuela.
[Vito]
Tú que a estas alturas ya habrás sido verdugo y rehén,
Y sabes a que saben los desmanes cuando salen bien,
Tú que has cambiado de opinión y de andén,
Y ahora te subes a las nubes cuando suena el silbato del tren.
Sabes mejor que nadie cómo se disfruta el baile,
Lo poco que nos dura cuando apura un sorbo de aire,
La duda que te irradia, deja que te sacuda,
Porque el dolor, o lo despides o al alma se anuda,
Quédatela desnuda, haz que soporte el frío,
Cuando transporte el río una añoranza aguda.
Hemos aprendido a aceptar el olvido,
A cosernos un abrigo, a pedir perdón o ayuda,
Tú que has atrapado en un lapso de tiempo,
La palabra cruda y el amor más tierno,
Tú que rebuscando en un viejo cuaderno,
Has rescatado la belleza que reza el invierno,
Que de los andenes y salas de espera,
Has escapado dibujando dos alas de cera,
Hazlo cuando quieras, pero a tu manera,
Que nadie se atreva a levantarte un muro, pintarte fronteras,
Sigue siendo ademán de la fantasía,
Cuando bajes al mundo para ponerte al día,
Deja que tu rumbo se haga melodía,
La tristeza y la alegría, la flacura y la ambrosía,
Por si un día agoniza el sueño y se termina,
Sigue llenando de magia y misterio tu vida,
Que nunca te conforme la ocasión perdida,
Obra y escribe con el alma aunque esté mal herida,
De espíritu humilde pero aventurado,
A veces atorado, saturado, pero no a tu lado,
Porque ya ha cruzado la línea, la vía, el puente,
Descongelado, vuelve a saber qué se siente.
Tú que sin querer haber querido has querido también,
Que ya has recorrido el corazón desde el vagón de un tren,
Echa a volar si te apetece correr,
Tú que me hiciste ver que a veces es el alma quién muda de piel.
No le hagas caso al destino y no le tengas miedo al miedo,
Sigue viajando a tu ritmo, toca y confía en tus dedos,
Sabes del verso osado, y del gélido quedo,
A ti que la suerte de un dado nunca te ha importado un bledo,
Tú que entre tanto ruido siempre tienes un verso,
Que consigue darle sentido a las cosas que pienso,
Tú que has escrito y has descrito un infinito inmenso,
Con ese amor tan denso que es de un azul intenso,
Que haces una historia de un grano de arroz,
Sigue iluminándonos, síguete sintiendo libre,
Hay un destello en cada rayo de sol,
Que es más profundo que este mundo feroz,
La vida es increíble, ten claro que es posible,
Persigue tu fortuna, sigue viviendo en un libro,
Y sigue viajando a la Luna,
Y trae de vuelta una canción o una frase oportuna,
Ese verso, asa palabra que cambia un alma en ayunas,
Y lo que el reloj dicte, todo lo que queda,
Vívelo bailando a tu manera,
Si me necesitas estoy a tu vera,
Para cuando quieras,
Por si el tiempo se retrasa o por si vuela.
[Vito]
Tú que a estas alturas ya habrás sido verdugo y rehén,
Y sabes a que saben los desmanes cuando salen bien,
Tú que has cambiado de opinión y de andén,
Y ahora te subes a las nubes cuando suena el silbato del tren.
Sabes mejor que nadie cómo se disfruta el baile,
Lo poco que nos dura cuando apura un sorbo de aire,
La duda que te irradia, deja que te sacuda,
Porque el dolor, o lo despides o al alma se anuda,
Quédatela desnuda, haz que soporte el frío,
Cuando transporte el río una añoranza aguda.
Hemos aprendido a aceptar el olvido,
A cosernos un abrigo, a pedir perdón o ayuda,
Tú que has atrapado en un lapso de tiempo,
La palabra cruda y el amor más tierno,
Tú que rebuscando en un viejo cuaderno,
Has rescatado la belleza que reza el invierno,
Que de los andenes y salas de espera,
Has escapado dibujando dos alas de cera,
Hazlo cuando quieras, pero a tu manera,
Que nadie se atreva a levantarte un muro, pintarte fronteras,
Sigue siendo ademán de la fantasía,
Cuando bajes al mundo para ponerte al día,
Deja que tu rumbo se haga melodía,
La tristeza y la alegría, la flacura y la ambrosía,
Por si un día agoniza el sueño y se termina,
Sigue llenando de magia y misterio tu vida,
Que nunca te conforme la ocasión perdida,
Obra y escribe con el alma aunque esté mal herida,
De espíritu humilde pero aventurado,
A veces atorado, saturado, pero no a tu lado,
Porque ya ha cruzado la línea, la vía, el puente,
Descongelado, vuelve a saber qué se siente.