IRUSU
Letra:
La pena aprieta pero no ahoga,
ella delega, ella deroga,
te da la soga para que lo hagas tú.
Toma, paciente mira,
nada la altera, zorra activa,
te oprime el tórax y hace vudú.
Sola ella se basta, ella se viste de tus miedos,
va de color negro y tapa la luz,
ciego, andas a tientas, te hundes a tanto,
la pena no ahoga pero entierra y será tu ataud.
Lleva la cruz de la desazón,
hasta el ocaso parece mejor,
anda cansado, con pausa, pausado y pesado,
el pasado le dobla veloz.
A veces hoz, otras atroz, siempre voraz,
una aberración que debora el recuerdo,
vomita nostalgia y te lo hace probar
hasta atragantarte, ella tratará de atarte
y de atacarte mientras mires atrás,
te hará trizas, trozos, retazos de una vida,
retratos de una herida abierta de par en par,
sin paz ni gloria, te eliminará de la faz, de tu fe,
y sin voz y a la vez te agarrará de la nuez y el gaznate.
Fobia e historia rebobinan en tu memoria,
la pena te enviará a la muerte del burro y la zanahoria.
Un, dos, se oye una voz,
tres, cuatro, busca un festín
cinco, séis, señala a quién,
siete, ocho, viene a por ti.
Lleva toda condena, la pena,
replican y suenan cadenas,
como la risa hiriente de hienas con escarnio,
un llanto en alto, un canto triste, enristra,
ella te arrastra, entra dentro y hasta se enquista.
Crece a medida que temes,
aumenta cuanto más anhelas,
alimenta de cuentas pendientes en sus entretelas,
se acuesta a tu lado si duermes,
se estira midiendo tus sueños
y cuando se haga más grande que ellos adios, muy buenas.
Serás hereje pelele, otro títere aleja en sus tejemanejes
a su merced, pereces y caes
al ser el sustento de peces que hay.
Se te deshojan los años,
amigos son seres extraños,
te deboran las entrañas, daño y saña, (ah, no?).
A mí no me pongan grilletes, tú vete,
no pagué para ese billete,
no grites, ni retes, no mentes
a mis parientes que no están presentes,
a los recuerdos que están más dolientes,
si tienes huevos ponte en frente,
afrenté que perdí la cuenta
de las veces que viniste a verme
de cerca sin poder tenerme,
mermarme, ni yo detenerme,
hija de perra, no me aterras,
no pararé hasta que te entierre
con mis manos bajo tierra
y así muerdas la miseria
de mis ganas de vivir hasta que te dejen bien muerta.
Ocho, siete, señala a quién,
seis, cinco, busca un festín,
cuatro, tres, se oye la voz,
dos, uno, no será a mí.
ella delega, ella deroga,
te da la soga para que lo hagas tú.
Toma, paciente mira,
nada la altera, zorra activa,
te oprime el tórax y hace vudú.
Sola ella se basta, ella se viste de tus miedos,
va de color negro y tapa la luz,
ciego, andas a tientas, te hundes a tanto,
la pena no ahoga pero entierra y será tu ataud.
Lleva la cruz de la desazón,
hasta el ocaso parece mejor,
anda cansado, con pausa, pausado y pesado,
el pasado le dobla veloz.
A veces hoz, otras atroz, siempre voraz,
una aberración que debora el recuerdo,
vomita nostalgia y te lo hace probar
hasta atragantarte, ella tratará de atarte
y de atacarte mientras mires atrás,
te hará trizas, trozos, retazos de una vida,
retratos de una herida abierta de par en par,
sin paz ni gloria, te eliminará de la faz, de tu fe,
y sin voz y a la vez te agarrará de la nuez y el gaznate.
Fobia e historia rebobinan en tu memoria,
la pena te enviará a la muerte del burro y la zanahoria.
Un, dos, se oye una voz,
tres, cuatro, busca un festín
cinco, séis, señala a quién,
siete, ocho, viene a por ti.
Lleva toda condena, la pena,
replican y suenan cadenas,
como la risa hiriente de hienas con escarnio,
un llanto en alto, un canto triste, enristra,
ella te arrastra, entra dentro y hasta se enquista.
Crece a medida que temes,
aumenta cuanto más anhelas,
alimenta de cuentas pendientes en sus entretelas,
se acuesta a tu lado si duermes,
se estira midiendo tus sueños
y cuando se haga más grande que ellos adios, muy buenas.
Serás hereje pelele, otro títere aleja en sus tejemanejes
a su merced, pereces y caes
al ser el sustento de peces que hay.
Se te deshojan los años,
amigos son seres extraños,
te deboran las entrañas, daño y saña, (ah, no?).
A mí no me pongan grilletes, tú vete,
no pagué para ese billete,
no grites, ni retes, no mentes
a mis parientes que no están presentes,
a los recuerdos que están más dolientes,
si tienes huevos ponte en frente,
afrenté que perdí la cuenta
de las veces que viniste a verme
de cerca sin poder tenerme,
mermarme, ni yo detenerme,
hija de perra, no me aterras,
no pararé hasta que te entierre
con mis manos bajo tierra
y así muerdas la miseria
de mis ganas de vivir hasta que te dejen bien muerta.
Ocho, siete, señala a quién,
seis, cinco, busca un festín,
cuatro, tres, se oye la voz,
dos, uno, no será a mí.