CERCA DE SONREÍR
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LETRA:
Yo solo era un tipo normal que en asfalto se sentía tan pequeño, abrumado por la estatura de un sueño, que arrancaba en la mañana mi viejo Renault si daban agua, soñando oír el motor de un Jaguar. Que amenazaba a semáforos y hacía cortes de mangas a conductores anónimos, susurraba amenazas si recordaba un amor, una estaca, solo era un tipo normal… O eso decía mi psiquiatra…
Todo era puro dolor en este traje gris, la vida sería un poco mejor dentro de un Hugo Boss, podría sonreír, vendía mi alma cautivo a aquel tentador maniquí inexpresivo. El mismo semáforo, el mismo africano apacible, yo era una estatua irascible sin comprensión, miraba al retrovisor, gritaba a niños del parque “Iros a otra parte con el puto balón”. Aparcaba furioso, sin cuidado de dar al coche de atrás, ojalá lo aparcase otro y caminando pensaba triste “Siempre hay una borrasca en Mayo cuando el sol promete no irse”
Siempre viví tan cerca de sonreír, solo pedía al porvenir aquello que me hiciera feliz y el mismo se burlaba de mí en cada señal de stop, en cada semáforo, en cada expositor, viví ten cerca de sonreír, mientras todos iban con la sonrisa puesta y yo tan cerca… Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Una mañana de tantas de Mayo me desperté como en tantas tan malhumorado, fui al armario, sin ganas, sin fe y había un Hugo Boss sin estrenar… No lo váis a creer… En su bolsillo unas llaves, el día anterior dieron agua, bajé corriendo al garaje y ¿Adivinan? Había un Jaguar, froté mis ojos incrédulo, me perdí en el rumor etéreo de sus engranajes impolutos. Tomé el camino de siempre, hice un corte de mangas a un conductor imprudente, recordé un viejo amor, susurré y aquel maniquí feliz y desnudo me señalaba mordaz. No sé por qué, pero seguí incapaz de sonreír, aún con un Hugo Boss y un Jaguar me faltaba un matiz, amenacé al semáforo, paré una vez más colérico, otra vez el africano aquel tan eufórico. Vi a los niños del parque, vaya panda, radiantes con un balón de propaganda, llegué al parking y si, había un aparcacoches con una sonrisa exultante y yo allí: Otro viandante triste con un traje caro pero gris, un coche de lujo con el reflejo de siempre, me habló del tiempo y le dije “Maldita borrasca de Mayo, el sol prometía no irse”.
Un día me vi tan cerca de sonreír cuando triste conseguí todo lo que un día pedí al porvenir y el mismo se burló de mí al alcanzarme la estrella que perseguí y ver que solo era luz, espejismo y sigo buscando cómo vivir tan cerca de sonreír, buscando el mecanismo que levante mi gesto, aunque sospecho no está dentro de ningún objeto…
Está dentro de ti… Dentro de mí
Está dentro de ti… Dentro de mí
Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Todo era puro dolor en este traje gris, la vida sería un poco mejor dentro de un Hugo Boss, podría sonreír, vendía mi alma cautivo a aquel tentador maniquí inexpresivo. El mismo semáforo, el mismo africano apacible, yo era una estatua irascible sin comprensión, miraba al retrovisor, gritaba a niños del parque “Iros a otra parte con el puto balón”. Aparcaba furioso, sin cuidado de dar al coche de atrás, ojalá lo aparcase otro y caminando pensaba triste “Siempre hay una borrasca en Mayo cuando el sol promete no irse”
Siempre viví tan cerca de sonreír, solo pedía al porvenir aquello que me hiciera feliz y el mismo se burlaba de mí en cada señal de stop, en cada semáforo, en cada expositor, viví ten cerca de sonreír, mientras todos iban con la sonrisa puesta y yo tan cerca… Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Una mañana de tantas de Mayo me desperté como en tantas tan malhumorado, fui al armario, sin ganas, sin fe y había un Hugo Boss sin estrenar… No lo váis a creer… En su bolsillo unas llaves, el día anterior dieron agua, bajé corriendo al garaje y ¿Adivinan? Había un Jaguar, froté mis ojos incrédulo, me perdí en el rumor etéreo de sus engranajes impolutos. Tomé el camino de siempre, hice un corte de mangas a un conductor imprudente, recordé un viejo amor, susurré y aquel maniquí feliz y desnudo me señalaba mordaz. No sé por qué, pero seguí incapaz de sonreír, aún con un Hugo Boss y un Jaguar me faltaba un matiz, amenacé al semáforo, paré una vez más colérico, otra vez el africano aquel tan eufórico. Vi a los niños del parque, vaya panda, radiantes con un balón de propaganda, llegué al parking y si, había un aparcacoches con una sonrisa exultante y yo allí: Otro viandante triste con un traje caro pero gris, un coche de lujo con el reflejo de siempre, me habló del tiempo y le dije “Maldita borrasca de Mayo, el sol prometía no irse”.
Un día me vi tan cerca de sonreír cuando triste conseguí todo lo que un día pedí al porvenir y el mismo se burló de mí al alcanzarme la estrella que perseguí y ver que solo era luz, espejismo y sigo buscando cómo vivir tan cerca de sonreír, buscando el mecanismo que levante mi gesto, aunque sospecho no está dentro de ningún objeto…
Está dentro de ti… Dentro de mí
Está dentro de ti… Dentro de mí
Tan cerca… Tan cerca de sonreír…
Tan cerca… Tan cerca de sonreír…